ESPACIO DE PARTICIPACION Y AGENTES EDUCATIVOS
La ciudadanía y la participación desde la primera infancia son posibles en tanto se gozan como experiencias en la vida cotidiana que permiten relacionarse consigo mismo, con sus pares y con su comunidad. Valores como la confianza, el respeto, la cooperación, la solidaridad y el afecto se aprenden a partir de ellas. La participación se gesta en la manera en que los adultos se relacionan con los niños.
La participación de los niños de primera infancia en nuestro proyecto puede influir de manera positiva para su entorno, en las relaciones y actitudes de los niños hacia los cuidadores, es por eso que las pautas de crianza positiva, afianzas el desarrollo emocional del infante por eso están a disposición de los adultos que trabajan y se relacionan con niños menores de seis años para ser integradas en los diferentes escenarios cotidianos en los que transcurren sus vidas: el hogar, los espacios públicos, los lugares donde se prestan servicios de salud, los espacios educativos, etc. Esto permitirá reconocer a niñas y niños como interlocutores válidos, y como creadores y transformadores de sus entornos.
Un universo pedagógico que relaciona participación, ejercicio de la ciudadanía, cultura, democracia y cotidianidad como los factores que se enlazan al momento de crear escenarios en los que se materialice la participación de los niños, y desarrollan cuatro eslabones que posibilitan su participación desde la acción.
Cuidar y ofrecer condiciones para el desarrollo integral de los niños y niñas: atender sus necesidades, las cuales manifiestan a través de sonidos repetitivos, gestos y movimientos corporales.
Aprender a comunicarse con ellos: escucharlos, leer los sentidos de sus expresiones y manifestaciones, tenerlos en cuenta, hablarles y explicarles. Desde que nacen es importante que los adultos conversen con ellos.
Propiciar el disfrute de la vida cultural y de las artes: las nanas, los arrullos, las narraciones orales, los poemas, los trabalenguas, las adivinanzas, los juegos tradicionales, los refranes, los conjuros y de todo aquello que hace parte del acervo cultural de su familia, de su comunidad, de su pueblo, de su ciudad, de su país, de la humanidad.
Facilitar que habiten y disfruten los espacios públicos y las ofertas culturales que éstos les brindan: bibliotecas, ludotecas, librerías, parques, museos, teatros, salas de conciertos y espectáculos, centros comerciales, senderos ecológicos, medios de comunicación, nuevas tecnologías, entre otros. Teniendo en cuenta las medidas de seguridad y protección propias a su momento en el ciclo de desarrollo vital.
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